sábado, 8 de marzo de 2008

Todo esto que voy a soltar a continuación no tiene nada que ver con abstracciones, cielos imposibles, sueños o fragmentos a mi opinión estremecedores de algún libro, ni poemas ni metafísica ni metáforas. No es nada más que una exoneración más. Una de tantas, desordenadas, como siempre. Y por nada en especial, hoy es un día más. No ha cambiado nada en absoluto desde que me he levantado esta mañana hasta este preciso instante. Vuestros rostros son los mismos. Vuestras manos, pies, piernas, ombligos, cuerpos, son los mismos. Las frases hechas y palabras recientes huelen a antigüedad. Las ideas, a cadáver. Y esto sigue siendo la misma rabia de ayer, la misma cabeza inclinada ante los mismos ratones de siempre. Los mismos cerebros llenos de mierda que crean muertos persistentes que pudren mi aire. Las mismas ganas de un grito universal desde la boca del estómago, que provoque una arcada capaz de teñir todo de rojo, como era la sangre antes de convertirse en agua.

No hay comentarios: